giovedì 2 luglio 2009

APORTE SOBRE LA ATENCIÓN

(Trascripción de una cinta de Silo. Septiembre de 1989)
En una época de fuerte hipnosis como ésta, la atención es un
arma formidable para contrarrestar la influencia del sistema, para
descubrir sus puntos débiles y elaborar los puntos de vista y los
planteos que pueden esclarecer a la gente para oponérsele al
sistema. Nuestra gente tiene que hacer un esfuercito en esa dirección.
Es un gran poder el conocimiento de uno mismo. Aumenta
la reversibilidad, disminuye la hipnosis, permite decidir.
Yo lo escucho al pelafustán liberal, yo veo sus proclamas
televisivas disfrazadas de ideología y estoy atento. Yo sé que
estoy atendiendo; y el problema con la atención dirigida, el problema
para ellos, es que no pierdo mi referencia, no soy chupado
por las solicitudes sensoriales que se me presentan.
Conocemos un tipo de atención que es la atención cotidiana. La
atención que va en la dirección de los estímulos. Se produce un
estimulo, yo atiendo. Hago sonar un gong y el perro va a la
comida. Voy hacia las cosas según se solicite mi atención por
algún estimulo sensorial.
Conocemos otro tipo de atención. Hay muchos estímulos y voy a
aquellos estímulos, de todos los que hay, que coinciden con mis
intereses. El primer caso es el de una atención simplemente solicitada
por estímulos, y es una respuesta maquinal. Hago ruido y la
gente va. El segundo caso, donde el sujeto tiene sus intereses y
todo eso, parece que fuera una atención algo más consciente.
Pero es una atención igualmente mecánica. Que no venga del estímulo
y que salga de uno hacia el estímulo, esa atención está llevada,
de todas maneras, por esas aspiraciones, esas conductas que
ni siquiera han sido revisadas. El sujeto ni sabe por qué tiene tales
intereses. Y por qué va hacia el estímulo, porque así está armado,
así está condicionado a responder al estímulo. Muy interesante.
No sé si se fijan que la fuente es diferente, de orientación de la
atención. La primera es una atención animal, solicitada por estímulos
externos, y la segunda es una atención que verdaderamente
es humana, que es ir hacia el otro. Pero por intereses.
Observen que tanto en un caso como en el otro, no se está
movido por un genuino control, por un saber lo que se está
haciendo, en ninguno de los dos casos. Hay diferencias entre
una y otra, pero está claro que no se sabe qué se está haciendo
en una y en otra.
Conocemos estas formas de atención. Conocemos lo que es una
atención dividida, por ejemplo. Conocemos lo que es estar, al
mismo tiempo, atendiendo a dos estímulos. Esa atención en realidad
no es muy frecuente. Salvo en algunos oficios, en algunas
ocupaciones, o en ejercicios. Hay una cierta capacidad para atender
a dos cosas simultáneamente. A veces el oficio exige eso.
Se dirá: “Bueno, luego eso se mecaniza y vemos a un tipo que
maneja un bus, toma la plata, corta el boleto, da vuelto, hace
los cambios, putea con el de atrás. Eso se mecaniza. Pero hay
oficios en que esa práctica, esa atención está dividida. Por experiencias,
por prácticas, por ejercicios, conocemos ese trabajo
de atención. Hay otro tipo de atención que es la atención dirigida.
Nosotros podemos hacer muchas prácticas o experiencias y
lo único que vamos a lograr con esas prácticas es comprender
que la atención es muy elástica, que admite distintas formas, y
vamos a poder probar la propia atención. Pero no podemos plantear
esas prácticas más allá de lo que justamente son: prácticas
o una comprobación.
No podemos hacer eso (ir más allá con la práctica), porque si
pretendemos que el ejercicio de una forma de atención, a fuerza
de práctica y de sostenimiento, logre resultados de transformación,
lo que va a producir es una fatiga. Y vamos a ponerle
empeño el día 1, el día 2, el día 3, menos el día 4, menos el día
5 y “sayonara”. Lo que nos exige mucho esfuerzo y no podemos
ubicarlo en franja para ya trabajarlo sin mucho esfuerzo, es algo
que no se puede sostener, porque no obtenemos beneficios
proporcionales al esfuerzo invertido.
Estos testeos son de interés porque nos permiten comprender
los secretos de la atención. Una de las cosas que nos permite
comprender lo de la atención dirigida es que juega con
mayor fluidez la reversibilidad. En la medida en que estamos
conversando y estamos atentos a lo que estamos diciendo, no
perdemos nuestro centro de gravedad. Nos damos cuenta que
es bastante difícil que nos traguemos el anzuelo. Porque se
nos podrá decir esto o lo otro, pero nuestra mirada está clara.
No somos tan susceptibles ni vulnerables a la presión de grupo
o situaciones, ni a la presentación de imágenes de cartón.
Porque tenemos nuestro centro en nosotros mismos.
En su momento se habló que una de las características de la
hipnosis era la pérdida de referencias del sujeto y su capacidad
de cotejo. Esa pérdida de la capacidad de cotejo hacía que
el objeto estímulo se convirtiera en algo central, no se pudiera
comparar con nada, y al no haber comparación se caía en ese
campo de influencias. Eso sucedía también en los sueños. Y
sucede no sólo en hipnosis. Sucede en la vida cotidiana. La
sugestión de la imagen es muy fuerte, la sugestión del momento
en que uno vive, del medio social, la sugestión de la
prensa, de la TV, actúan muy fuertemente. No hay con qué
cotejar, en todos lados se encuentra lo mismo, hay determinados
valores establecidos, todo eso es aceptado, todo eso no
es pensado, eso es lo que pasa, eso es lo que ocurre, estás
sometido a ese gran campo de influencias y tu atención termina
finalmente yendo en esa dirección. Y ahí estamos atrapados
en esa hipnosis del sistema, cosas así hemos conversado
en su momento.
La capacidad de reversibilidad y de autocrítica disminuye considerablemente
en las poblaciones. Si hay poca capacidad de
crítica es porque no se pueden comparar cosas; por eso no se
puede hacer. Y si hay poca capacidad de autocrítica es porque
no se pueden comparar cosas dentro de uno mismo. Quien no
se conoce a sí mismo no puede comparar cosas en sí, directamente
está inhabilitado para la autocrítica. No se conoce, no
puede hacer autocrítica.
Si acaso cree que está se autocriticando, como en el caso de
esos ciudadanos que dicen: “Yo confieso que tengo que hacer
autocrítica. Soy un hijo de puta”. Cuando dicen esas cosas,
en realidad no están haciendo cotejo entre cosas que les
pasan. Están utilizando la mirada del otro para largarla sobre
ellos mismos. La autocrítica de ellos no tiene ningún valor.
Es como los criticarían otros, ellos están diciendo eso que
dicen los otros de sí, como elaboración propia.
Si no hay autocrítica y no hay crítica, no hay reversibilidad. Es
decir, no se tiene la aptitud para salir de ese campo de influencias
externas provenientes del sistema.
No tienen autocrítica porque no tienen conocimiento. (...)
Se pone en juego la ubicación de uno en estos fenómenos.
Esa forma de atención dirigida, si nosotros la presentamos
en términos de práctica y de cómo generarla, va a terminar
en un forzamiento, no nos va a dar tiempo a que tengamos
resultados y se nos va a joder la cosa.
Si nosotros recordáramos algunos momentos interesantes en
que paseando nuestra atención hicimos cosas sin perder conciencia
de nosotros mismos, sentimos una gran potencia interna,
sin esfuerzo, eso nos ayudaría más que esto de proponernos
mantener un tipo de atención.
Basta que ahora mismo mientras estamos hablando (con suavidad,
con suavidad, siempre con suavidad), mientras estamos
hablando atentos, atentos a lo que se está diciendo,
atentos a las otras personas y todo aquello, basta con que
nos sintiéramos emplazados donde estamos para que notáramos
una mirada bastante más clara. No es una propuesta
compulsiva, no es un esfuerzo por mantener la atención. Sí
es, simplemente, un sentirse emplazado, acá donde estamos,
conversando, sabiendo que conversamos, discurriendo en
torno a ciertos temas, estamos pensando mientras discurrimos
en ellos, si mantuviéramos esa actitud (no esa práctica
ni ese forzamiento). Si mantuviéramos esa actitud y lográramos
registros de mayor potencia y frescura, no intermediación
de la imagen, creo que podríamos sacarle bastante rédito a
ese comportamiento mental.
Estamos hablando de un diferente comportamiento mental. Que,
sin duda, marca diferencias con el comportamiento mental habitual
que observamos a nuestro alrededor. Nosotros observamos
a nuestro alrededor un comportamiento mental muy determinado,
muy poco manejado, muy poco claro y, por supuesto,
muy poco potente. Parece que podemos asumir un comportamiento
mental, que es también conducta, un comportamiento
mental que tiene su rédito en esto de la reversibilidad, la crítica,
la autocrítica y de la potencia en el pensar. Esto no quiere decir
que uno no se vaya de boca, ¿no es cierto? Ante determinados
estímulos, ante determinadas cosas... uno se va de boca. No.
Está mal. Lo que digo es que si de algún modo pudiéramos
convertir en un valor psicológico esto de que es más interesante
estar atento, atento a lo que efectivamente pasa, atento a lo
que se hace, atento a lo que se dice, tener eso como un “tin-tin”
de trasfondo... Si convirtiéramos en un valor esto de que es
bueno una actitud atenta, estar centrado frente a las cosas,
creo que ganaríamos. Si lo planteáramos como práctica o como
disciplina, o como forzamiento... vamos a tener problemas.
Si lo planteamos así como actitud, creo que vamos a registrar
un interesante potencial, una mayor claridad de ideas, un eje
muy crítico, muy crítico. Creo que eso es inteligencia. Hay una
conducta mental que se puede asumir, es conducta también.
Y si me voy de boca, bueno, me voy de boca, pero yo tengo ese
valor. Hay que tener una posición mental atenta. Me parece muy
difícil si estás bien puesto en tu atención, me parece verdaderamente
más difícil que estés jodido por climas, por líos... por
cosas que están operando mecánicamente sobre ti. Me parece
más difícil a que si simplemente estás solicitado por los estímulos
o viendo si eso que se está tratando tiene que ver contigo o
no. Si tiene que ver contigo, va; si no tiene que ver contigo,
miras el gusano en la pared. Estás jodido, estás sometido a un
campo de influencias de la gran puta. Sea del sistema o sea de
tus vahos (climas), estás con líos.
No estoy hablando de cosas que sean muy fáciles, pero son suaves.
Uno en algún momento tiene que haber —sin duda que insistiendo
y experimentando con la atención— tiene que haber registrado
en algún momento de cierta postura atencional, tiene
que haber registrado esa claridad, esa potencia. Tienen que
haberla registrado. Si lo encaran como práctica, va a haber dificultad.
Se van a fatigar... y finalmente la van a abandonar, no va
a tener ningún éxito.
Yo distingo muchas formas de atención. Hay una cuasi animal,
que depende de los estímulos externos. La otra atención que
tiene que ver con los intereses, intereses que a la vez uno no
sabe ni de dónde vienen, ni por qué va... es un bólido
lanzado...¡Qué digo, un bólido!... No, una bola de barro... Ahí va
uno, uh, uh, uh, ¡¡qué atento que va!!... y no pierde detalle, porque
ahí está el interés. ¡¡Pero si no sabe qué está haciendo!!...
Bueno, ése es otro tipo de atención.
Hay atenciones divididas y hay atenciones dirigidas… (no se
entiende en la cinta) … cuyo centro de gravedad es el ojo del
que mira, es la mirada, es suave, es interesante, crítica. Y entre
tantos registros, hay un registro de potencia interna.
Esa conducta mental, digo que produce un funcionamiento mental
diferente, entre esa persona que está emplazada de esa manera
y el resto de las personas que ponen su atención mecánica.
Me parece evidente que tienen un funcionamiento mental diferente.
Yo tendría en cuenta esta sugerencia, aun cuando sea para
criticarla, para discutirla, para darle vueltas. Tendría en cuenta
esta sugerencia en torno a la atención dirigida. Una atención que
sosteniéndola sin esfuerzo te pone más claro y tiene sus registros
más interesantes, más potentes. Cuidadito, que es suave.
Pregunta: ¿Hay un registro de disponibilidad interna también?
Sí. Te interesas por cualquier huevada, parece inadmisible; es
inadmisible para cualquier persona razonable. Viene un hijo de
puta y te habla de una mosca, y tú ahí atento. Sabiendo lo que
haces, tú estás en otra. Sí, muy disponible, con tal de que esté
en marcha esa atención. Sí, es una fuerte disponibilidad interna. No, las personas razonables… las personas estereotipadas,
dibujos de personas, no tienen disponibilidad, la tienen sólo
para ciertos temas que están vinculados a sus intereses... En
ese sentido, la atención es muy disponible, todo es muy interesante
porque es la atención la que está trabajando. Todo es
muy interesante. Por supuesto tienes tus intereses y tus cosas,
pero tu atención es muy, muy disponible, casi infantil.
No es un mito, no es ninguna leyenda, es un comportamiento
mental diferente. Y trae rédito. Puedes estar puteando, puedes
estar enojado, pero está emplazado. Tú estás emplazado, estás
centrado.
No hay acción válida sin atención válida. ¿Cómo puede haber
acción válida para un distraído? ¿Y de qué está hablando?, es un
contrasentido. Eso no puede ser. Todo eso, no.
No puede haber acción reflexiva sin reflexión sobre lo que se
hace. La acción reflexiva es reflexión sobre la acción. Reflexión
sobre la acción implica atención sobre lo que se está haciendo.
¿De qué acción reflexiva me estás hablando?, si estás movido por
estímulos que no tienen nada que ver con la re-flexión. Re-flejo,
vuelta al pensar. Si mientras haces las cosas no sabes lo que
estás haciendo, si mientras piensas no sabes que estás pensando,
si mientras escuchas no sabes que estás escuchando; ¿de
qué‚ acción reflexiva me estás hablando? No sabe, pues, lo que
dice. Insisto en que es un comportamiento mental, no natural. Es
una intencional forma de poner la cabeza. Bueno, esa es una
forma de tocar los propios mecanismos; sí, es una forma de tocar
los propios mecanismos, de eso se trata. No es “natural” esa forma
de pensar..., no es “natural” esa forma de sentir... No, no es
natural, efectivamente. Lo cual está muy bien. (Risas).
Suavemente. Sin lío, sin proponerse, sin forzar la mano. Pero
considerándolo un valorcito interesante. El valor de asumir, entre
tantos comportamientos que nos parecen válidos, entre tantas
cosas que uno dice: esas están bien, esas otras están como
el culo, eso vale la pena, eso otro no, entre todos esos valores,
también algo tenemos que decir sobre el comportamiento mental. Es un modo de acción. “Corto, porque no estás moviendo
cuerdas”. Veremos, ¡ahora verás! Algo también tenemos que
decir sobre el comportamiento mental. No sólo sobre el comportamiento
de las manos, de las cosas...
Tenemos algo que decir también sobre el comportamiento mental.
Estamos hablando en este momento de un determinado
comportamiento mental. Pero no me hago ningún problema de
moralina, si me pierdo en la cosa, me pierdo en la cosa.
Yo te digo francamente que es mucho menos susceptible a la
influencia irracional de los estímulos externos. Te lo digo porque
estás atento al objeto y estás emplazado en una perspectiva
que registra, que siente. Y, sí.
Eso es todo lo que queríamos conversar sobre este tema de la
acción reflexiva, y cómo va a ser reflexiva si no sabe lo que está
haciendo... Para saber lo que se está haciendo hay que estar
mínimamente atento a lo que se está. Por ahí eso de la acción
reflexiva parece que fuera algo muy grande, pero nada, la acción
reflexiva tiene que ver con un tipo de atención.
Tantas cagadas se producen por estar desatento, en lugar de
por otros motivos. Por errores de ese tipo, por desatento...
No, no mucho más de esto sabemos, así es que sólo esto podemos
transmitir. Pero sí es genuino lo que decimos. De que existe un
registro diferente cuando se ha valorizado convenientemente esta
conducta mental que permite que quien mira, o quien hace, se tenga
por referencia, aunque sea como perspectiva. Que sepa lo que
está haciendo, lo que está diciendo, lo que está escuchando...
Es una forma aperceptiva. Pero yo debo agregar constantemente
a estas consideraciones, siempre lo mismo: ¡Esto no lo conviertas
en práctica! Conviértelo en todo caso, si es que te interesa,
en un valor de un comportamiento interesante de tu actitud
mental. No en una práctica esforzada.
A decir verdad, cuando tengas mucho sueño y demás, esto va a
disminuir. Esa potencia y esa cosa, va a disminuir. Pero cuando
estés despierto, pues está despierto. Cuando estás despierto,
debes estar bien despierto. No estamos agregando mucho a las
cosas que ya sabemos. En todo caso las estamos re-enfocando.
Dándole otra vuelta dada la experiencia que tenemos en estos
temas, ¿no es cierto? Hemos hecho muchas cosas... Vamos dando
otra vuelta, volviendo al tema de la atención.
¿Por qué no? Es el tema fundamental del comportamiento mental.
¿Para hacer qué con esa atención? Para hacer lo que quieres.
Qué se yo de tus proyectos, tus líos... tus actividades, tus intereses...
tú verás.
Pero yo te digo: hay un comportamiento mental valioso, mucho
más valioso que el comportamiento mental dado, el que tengo.
Esa reflexión queríamos dejar sobre el tema de la atención.
Estuvimos trabajando con otra gente amiga, muy bien, e insistimos
en este tema de la atención, de la atención reversible, de la
atención des-hipnotizada, de la atención disponible, de la atención
crítica, de la atención con referencia a la distancia, del problema
de la sugerencia de lo que uno dice, de lo que uno ve, de
la atención puesta en lo que uno hace, de la acción reflexiva.
Pusimos énfasis en que ese comportamiento es mental y lo consideramos,
tal vez erróneamente, como una cosa valiosa. Y no
mucho más sabemos sobre este tema. Y hay registros, seguramente
si rastrean en algún momento, hay registros muy potentes,
de mucha fuerza, con esta gracia de la atención.
Parece que si se obtienen buenos resultados, no hay que preocuparse
de nada porque uno se engolosina. A la hora de obtener
buenos resultados, parece que a uno le gusta andar así.
Como a los pelícanos les gusta andar con una piedra. Porque
sienten un pesito acá ... Si no tienen un pescado, por lo menos
tienen una piedra. Uno siempre encuentra una piedra si les abre
la boca (risas). Entonces a uno le gusta andar así. Bueno, no nos
ha llevado tanto tiempo este tema. Media hora, una hora. Pero
me parece correcto dejar esta sugerencia. Porque por lo poco
que hemos visto, esto es de mucho interés. Conviene, parece
que nos hace fuertes, nos hace reversibles, críticos, nos hace
bastante reflexivos.
Es un comportamiento mental que puede llegar a ser un comportamiento
mental cotidiano. Y no es el comportamiento
que uno observa alrededor. Bueno, eso es problema de ellos,
no vamos a llorar... Y la forzadera no nos conviene, no nos va
a dar rédito, nos va a decepcionar, nos va a hacer perder
fuerza y en poco tiempo vamos a abandonar la práctica.
Lo dejaría ahí al tema. Le llamamos a eso atención dirigida,
no esforzada, suave, comprendida por distintos experimentos
y tal vez aceptada por registros favorables, no propuesta
como una práctica. Decimos que entre otras cosas es atención
apercibida. Y lo englobamos en el tema conducta. Es
una conducta. ¿No hay conductas chuecas, carajo? ¡Claro que
hay conductas mentales! ¿No hay tipos entrenados, por el
motivo que sea, en ver todo mal? ¿No hay tipos cuya mirada
es siempre negativa? Cómo que no, hay tipos que viven en
esa conducta mental!
Esto es interesante, si es que a uno le interesa la libertad.
No creo que eso te vaya a mejorar otras funciones mentales,
pero sí creo que eso te puede dar mucha crítica, y mucho
llevar el ojo para donde uno quiere que vaya. No te va a dar
más memoria, no te va a dar más agilidad en el pensar, esas
son características personales. Pero te va a dar reversibilidad.
Y lo de la acción reflexiva, hay que llevarlo a ese tema. Y el
climazo, y esa cosa que a veces uno tiene, también se nota
que disminuye con la atención. Que tiende a no tomarte. No
puede ser que estés en un tema, moviendo ideas y cosas que
tienen que ser cristalinas, no puede ser que de pronto aparezca
un climazo y te joda y te empañe todo. ¿Pero qué es
esto? Eso no puede ser. Cómo hacer eso: ¡Pon la cabeza bien!
No conviene. No hagas eso. Esto lo nota uno, creo que lo
notamos todos, estamos muy entrenados, somos alcahuetes,
muy sicologillos, creo que notamos mucho al tipo que se
climatiza, tenemos mucha sensibilidad para eso. Y nos parece
una cosa desproporcionada, no está haciendo bien con su
cabeza. ¡Ponga bien su atención!
Este comportamiento puede constituirse en el comportamiento
mental habitual, con el que uno vive. Es una conducta
mental distinta.
Hay gente que sufre y divaga, y se climatiza. ¿Y para qué sirve
eso? ¿A quién le sirve? A él no le sirve, a los demás tampoco.
¿Y qué lógica tiene eso? Esas son conductas mentales inaceptables.
(Risas).
Bueno, imagínense, viene el mocito ahí con una conducta mental
inaceptable: ¡Retírese! Piense de otro modo la próxima
vez que venga. Claro, me viene con un vaho, con un lío...
como si llenara todo un charco... ¡No contamine! Antes de
que hable ya... ¡Qué modales son esos! Y qué desconsideración,
¿no? Llega el tipo, te hace una cosa, es un desconsiderado,
está metido en su lío... No se puede estar con él ahí,
“bip, bip, bip, bip”, sin líos.
A veces se logra, en los diálogos entre nosotros, esas cosas
muy neutras, muy en tema. Son estupendos esos momentos. Se
está simplemente en lo que se está. Así se venga el mundo
abajo. Uno tiene unos desastres que ha dejado por ahí tirados...
pero está interesado en un tema, que puede ser una huevada,
pero es muy gratificante. Pero si estás en eso, y de pronto todo
se te jode, se te nubla todo por la cagada de un clima... Oye,
estás acá, no estás allá. Y lo que pasa allá no lo vas a resolver.
En cambio lo que pasa allá, además, te jodió acá.
No saben, no estudian…